Las pistas que generan dan un dólar devaluado

Algo visible se está presentando desde comienzo del año con el dólar: la moneda estadounidense, refugio preferido por los inversores y objeto transaccional en todos los países, está perdiendo fuelle y la devaluación entre enero y mayo promedia 7,25% en la canasta DXY de Bloomberg, incluso frente a otras divisas emergentes esa pérdida de valor ha llegado a porcentajes históricos.

Si se revisa la tasa de cambio del peso colombiano con el dólar, se observa una volatilidad sin precedentes en un primer trimestre; durante lo corrido del año, el dólar que muchos pronosticaban para este 2025 en torno a los $4.400, en pocas jornadas se ha visto ese nivel, dicho sea de paso, lo toca y se descuelga. La economía colombiana, la peruana, mexicana y chilena son emergentes enfocadas a las exportaciones de materias primas y que el dólar esté barato puede afectar los modelos de negocios, pues el costo de vida y los salarios siempre mantienen una tendencia al alza.

Por ejemplo, una familia huilense que produce café, ha hecho su modelo de negocio con una libra en el mercado internacional a US$4, que cambiándolos son unos $16.800, una cifra baja que no soporta los costos de la escasa y costosa mano de obra, el precio de los fertilizantes, el elevado transporte y garantizar la inversión para la cosecha venidera. Lo mismo puede pasar con el petróleo, principal producto de exportación que está en US$60 el barril de WTI, Ecopetrol sabe que debe vender por encima de US$35 para ser negocio, si la moneda se revalúa frente al dólar y el crudo no sube, también se verá en aprietos.

Los únicos ganadores son los importadores, viajeros al exterior y compradores en las plataformas del exterior, a quienes los pesos conseguidos en Colombia les alcanzan para más cosas en otros países. La depreciación del dólar le pasa la cuenta de cobro al poder adquisitivo de los estadounidenses y golpea la confianza global sobre la economía de EE.UU., que experimenta un insano proteccionismo. El valor del dólar depende de la oferta y demanda en el mercado mundial y por lo general no fluctúa tanto como ha sucedido durante este primer trimestre, un período marcado por la venta de bonos del Tesoro y la preocupación creciente sobre el impacto de los aranceles en el crecimiento económico y la inversión en EE.UU.

En un mundo globalizado en el que las dos grandes economías, China y Estados Unidos, pujan por el liderazgo comercial y esgrimen los aranceles como armas de batalla, los países gregarios, poco competitivos, no innovadores, y la mayoría emergentes como Colombia, solo fuertes en la venta de materias primas, es preciso entender el juego de las monedas para evitar golpes inesperados en el normal flujo de divisas hacia el país. Este año las remesas romperán el récord de los US$12.000 millones, y la debilidad del dólar también afecta el modelo de negocio de las familias receptoras de este dinero; un beneficiario en el Eje Cafetero, Valle del Cauca o Antioquia, no puede hacer las cuentas de la lechera con el dinero que envían sus familiares del exterior, pues acá la inflación no baja y los precios suben, mas no el tipo de cambio por el dólar.

Un dólar débil, y casi siempre un euro en el mismo camino, no le hace bien a las exportaciones ni a los receptores de dinero del exterior, lo mejor es que haya estabilidad, se eviten fluctuaciones y estar muy atentos a cuál es el momento de comprar o de vender la divisa. Es una auténtica época de cambio en el mercado mundial, y las tensiones comerciales entre chinos y estadounidenses, se sienten. La política interna puede afectar la moneda estadounidense, pero sería de manera casi marginal, lo que sí está determinando los tiempos de un dólar débil es la fortaleza que está demostrando China como sparring por la hegemonía económica de las últimas décadas.